viernes, 13 de febrero de 2009

Poniendo a los atonales en su atonal lugar...

Hace unos meses me dediqué a buscar información sobre la personalidad de Phillip Glass, individuo al cual desprecio como deben despreciarse los pretenciosos arpegiosos que sólo saben elaborar música con acordes de C, D y, a lo mucho, de G de séptima, empecé a recopilar datos sobre muchos lugares en dónde había estudiado y, parece ser, a pesar de que nuestros oídos nos convenzan de lo contrario, que el muchacho era un virtuoso y tiene muchos estudios. Sólo escuchaba elogios hacia el despeinado y miope, en todos los sentidos en que puede tomarse tan aclarecedora palabra, músico norteamericano, parecía que el Soundtrack de "The Hours" era la mayor creación de música académica en la historia de la humanidad, por lo menos, para la gran mayoría de la gente. En mi búsqueda de repente me topé con un blog, saludos Mr. Lombreeze, en el cual pude ver que no estaba solo en el universo en mi poco aprecio hacia la música complaciente y de fácil elaboración del creador de "Einstein On The Beach". Eso fue un empujón para la elaboración de este post, que será una crítica, como la mayoría de las cosas que hago en mi vida, hacia los músicos contemporáneos que se han encargado de terminar de alejar al pueblo de un arte tan maravilloso como puede llegar a ser la música clásica. No sé en que momento, bueno, sí sé pero no entiendo por qué, llegamos al punto en que un idiota manoteando en un piano puede llegar a considerarse "un gran artista". Y en ese aspecto no hablo de Glass, el sólo es un minimalista que complace a las masas con sonidos iguales en violín, piano y cualquier instrumento que use, repitiendo acordes hasta el hartazgo incrementando el volumen de su interpretación para darle "caché y espectacularidad" a su música. Glass es criticable, pero los demás individuos que tienen esa tendencia a hacer porquerías, léase Schonberg, Berg, el mil veces risible John Cage, Reich y así podría seguir toda la noche, tómese en cuenta que no me refiero a toda la obra de los mencionados sino a porquerías como el Pierrot Lunaire y la celebérrima 4´33´´, son un ataque frontal y directo hacia el respeto por el la música y el arte en general.
No me imagino al amadísimo Ludwig van escuchando que muchos de ellos lo mentan como fuente de inspiración, yo creo que incluso llegaría a los tribunales para que estos muchachos se retractaran de tan horrible aseveración, o a Franz Liszt viendo a Cage metiéndole mil porquerías al piano para incrementar las posibilidades. Hasta el día de hoy aún no he conocido a alguien que me diga que disfruta escuchando ese tipo de porquerías y, partiendo de ahí, se puede notar que el objetivo de la música, deleitar por medio de la expresión de sentimientos de manera bella o, al menos, esa es mi concepción sobre ello, ya se está yendo directamente a la basura. Lo único que agradezco es que siguen existiendo maravillosos intérpretes y directores de música clásica que intentan resaltar la belleza de este género con interpretaciones llenas de pasión y con un toque personal que hace parezca que las estamos escuchando por primera vez, Barenboim en el piano y dirigiendo, Anna Netrebko como una soprano espectacular, Gustavo Dudamel sacando el orgullo latinoamericano con su disco Fiesta y haciendo una interpretación de la 5ta de Mahler que es ahora de mis favoritas, Anne Sophie Mutter, Lang Lang interpretando a Chopin, aunque obviamente en gustos se rompen géneros, y así podría continuar por horas horas y horas. Seamos sincero gente que comparte el planeta con un servidor, ¿Realmente puede compararse lo que sentimos cuando escuchamos una sinfonía de Shostakovich a cuando escuchamos una pieza para piano y voz de Cage? ¿Realmente podemos afirmar que lo que intentó cambiar Debussy, Beethoven, Mahler o, incluso, llegando hasta Bach, es algo que está totalmente agotado? ¿Podemos sentirnos tan maravillosos como para pensar que necesitamos destrozar los cánones porque ya todo está dicho y no podemos hacer más con el método convencional? En mi humilde opinión, el talento se ha acabado y se ha disfrazado de estudios variados, esfuerzo académico pero con una pasión y un espíritu totalmente perdido.

2 comentarios:

Ccy dijo...

haha muy buena entrada Néstor, en verdad... muero de ganas por leer o escuchar que alguien diga que la 4'33 es maravillosa y después confirmaré que el mundo está completamente jodido.

Mister Lombreeze dijo...

La culpa de todo la tuvo Schoenberg quien tras su hermosa "Noche transfigurada" se volvió majara con su serialismo y dodecafonismo.
Luego dicen que fue la WWII.., patrañas,
no puedo estar más de acuerdo con Ud.

Podemos refugiarnos de vez en cuando en alguna banda sonora de alguna película, pero poco más queda por ahí. Es tiempo de nostalgia y de luto para la música clásica. Lo mismo que para la pintura. Sin afán de autopromoción, les recomiendo qeu vean este vídeo, que yo creo que es muy representativo de lo tontos que podemos llegar a ser:

http://gusanoylombriz.blogspot.com/2008/03/arco-somos-modernos-o-qu.html

Saludos hermano.
Viva Dudamel.

 


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