Dado que cada vez serán las entradas más esporádicas, el tiempo apremia y no me permite largos ratos de ocio, quiero esmerarme en plasmar algo que realmente muestre lo que pienso y siento en este momento.
Las crisis existenciales son una constante en la vida de cualquier joven de clase media que nunca se ha visto en la necesidad de trabajar, pagar recibos, tener que preocuparse por tener que comer cada día y demás cosas que hacen que las personas se ubiquen en su realidad y se den cuenta de que su vida es mucho más placentera que la de la mayoría de la gente, especialmente en un país como éste. Sin embargo, también es cierto que muchas veces podemos observar que lo que nos rodea no nos satisface porque esa visión de vida de "hormiga trabajadora" es algo totalmente inaceptable para alguien que tenga una meta un poco más alta que respirar, comer, coger y dormir. Es frustrante que cada vez más estamos condicionados a nuestros sentidos como medida de la importancia de nuestras acciones, la búsqueda del reconocimiento externo obviamente nunca deja de estar presente, pero no por ello debe esto convertirse en el origen de aceptación y validez de nuestras acciones.
Muchas veces he pensado en lo injusto que resulta el devenir de todo en la realidad que vivo. Un albañil puede partirse la madre por más de 10 horas diarias, tener que arriesgar su vida en dicho empleo, ver como él y sus compañeros terminan siendo los artífices de una obra maravillosa y espectacular, recordemos que si bien un arquitecto lo diseña todo sería una utopía sin alguien que lo construyera y ya quisiera ver a una multitud de arquitectos intentando mover bloques de cemento con sus debiluchos brazos, para que al final reciba una paga miserable, un vistazo misericordioso, a lo mucho, del hombre que le paga, para posteriormente ir a un supermercado lleno de mezcla y pintura para comprar con sus compañeros unas latas de chiles, frijoles y medio kilo de tortillas mientras la gente que los rodea los mira como intentando desaparecerlos de su existencia o, por lo menos, deseando que nunca se hubiera cruzado en su vista tan asqueroso esperpento como puede llegar a ser un albañil en su ropa de trabajo. Todos hemos caído en el error del prejuicio, desgraciadamente es uno de mis mayores defectos, pero lo que nunca me ha sucedido es que pueda llegar a menospreciar el trabajo de alguien afirmando que su paga es directamente proporcional a su esfuerzo. Es insultante escuchar como llaman "artista" a cualquier idiota que hace una actuación mediocre en una telenovela asquerosa y mal escrita, seres humanos sin estudios, muchos llegados como inmigrantes de Cuba, Venezuela o Colombia ya que en estos países nunca destacaron por su falta de capacidad "histriónica", con altivez pueden tratar a las personas como si ni siquiera fueran sus iguales, pensando que por usar unos lentes oscuros y gorra están ocultando su desulmbrante imagen para que no se gaste y sentir que están haciendo una obra maestra cada vez que presentan su rostro lleno de maquillaje ante una cámara de televisión. No sé que opinen los demás, yo la verdad creo que actuar es un arte efectivamente cuando lo hacen bien, pero para mi no hay gran diferencia en el esfuerzo que puede hacer un albañil con el que llega a hacer un histrión frente a un auditorio, y digo que no hay diferencia porque sé que debe ser desgastante estar 6 meses seguidos teniendo llamado a cualquier hora del día siendo prisionero del guionista y del productor dejando por completo tu vida de lado aunque obviamente uno tiene mucho más esfuerzo físico y el segundo más esfuerzo mental, por lo menos para los que aún se aprenden sus parlamentos, pero ya que llegamos al punto de encuentro entre ambos oficios entonces es cuando me pregunto, retóricamente por supuesto: ¿No es exhorbitante la diferencia de sueldos entre ambas profesiones?, ¿Es que acaso tener talento para algo poco redituable es un pecado en estos días?
Son muchísimas las cosas que hoy en día no dejan y más las que, sin ser entendidas y sí, me estoy dando por aludido, son asumidas por la gente como inservibles o pasadas de moda.
La gente que me conoce sabe que, sin ánimo de sonar humilde, he reconocido que mi intelecto no es el más superior de la gente que me rodea, y mucho menos confío en tener una inteligencia con la cual podría vivir ya que podría dedicarme a cualquier cosa, sí, siento que tengo mis fuerzas pero también debilidades, sí, siento que si me esfuerzo puedo lograr lo que me propongo, cosa que una persona de gran intelecto no necesitaría porque muchas veces con el solo hecho de tener una virtud de tales características puede salir avante sin siquiera aplicarse al 100% sobre algo, sí, me considero culto, porque mi esfuerzo me ha costado, no desperté una noche disfrutando de La Bohème y comprendiendo las metáforas y el oxímoron de Baudelaire en sus obras poéticas, creo que la gente piensa que el ser alguien cultivado implica una cualidad innata que Dios me otorgó porque le caí rebien cuando me vió por ahí un día, si conozco sobre cosas y domino temas que son considerados "interesantes y cultos" es porque mis tardes y noches no las pasaba en la vil ociosidad, cosa que no considera nadie cuando piensa "hay que listo es", creo que cualquier persona podría ser culta si le dedicara el tiempo pertinente a ello, pero parece que piensan que por eso puede juzgarse mi intelecto que no va más allá del de una persona un poco menos idiota el del grueso de la población, pero bueno, todo esto, retomando el punto de inicio de este extraño y revuelto post, es que me doy cuenta que las personas son cada vez más "aplaudidoras" y menos "participativas", me refiero a que podemos mirar a alguien con devoción sin darnos cuenta de lo sencillo que es hacer las estupideces que esa persona está haciendo, y cada vez más menospreciamos a los que hacen cosas que ni con años de esfuerzo podríamos lograr nosotros, obviamente hablando del caso de un albañil.
¿Qué beneficio pensamos para nuestro país cuando estudiamos lo que estudiamos?, ¿Qué estamos haciendo por el mundo?, la ignorancia mas no la estupidez, como mucho tiempo pensé, es un mal que se está esparciendo no sólo por México sino por el mundo, carreras que están saturadas cuyo objetivo real aún resulta un enigma para mí. La visión de la mayoría que estudia este tipo de cosas, obviamente hay honrosas y plausibles excepciones, es salir del paso, meterse a un campo de trabajo saturado pero bondadoso y esperar que alguien descubra sus virtudes fascinantes de relacionista. Trágicamente cada día que pasa nos acercamos más a la muerte, y creo que eso nadie lo debería perder de vista, y cuando ese implacable momento llegue yo quiero preguntarme qué hice, qué logré, porque muchas veces hombres que ganan exhorbitantes sumas de dinero se van al olvido en menos de 5 años mientras que construcciones maravillosas, a pesar de que nadie piense en sus artífices cuando las observa, se mantendrán en pie durante siglos haciendo eco de los hombres que utilizaron sus manos para darle forma a tal obra de arte.
Creo que mi nota no llega a nada concreto, de hecho siempre uso este medio para desahogarme y no para proponer un cambio, he ahí un motivo de que no me considere alguien realmente inteligente, sin embargo, he pensado recientemente que la sociedad y los seres humanos somos, sí, metáfora rara y medio tonta pero creo que da resultado, como una orquesta sinfónica, auditorio y oyentes. Todos somos esenciales para que la obra de arte se lleve a cabo y cuando se ejecuta una sinfonía, todos tienen la misma importancia, los metales, las cuerdas, los instrumentos de percusión, incluso si un tambor tiene una sola aparición durante toda la obra es muchas veces un detalle musical que no podría por ningún motivo dejarse de lado, es parte esencial del desenvolvimiento de la música, así pues un director, por más que sea reconocido y visto como el más importante de todos, no sería nada sin todos esos músicos a su disposición, será un guía que coordina con las misma importancia que cualquiera de los presentes en la orquesta, y aún con todo ello, nada serían sin oyentes prestos a poner su atención y hacer de la obra un intercambio magnífico, y, para rematar, tener un lugar que tenga la facilidad de acústica y que haga de toda la experiencia algo memorable. Creo que así funciona la vida, aún hasta aquel que nos parece más insignificante es parte esencial del mundo y del desenvolvimiento del mismo, cada parte es importante y creo que es algo que los "directores de orquesta" económicamente hablando han perdido de vista desde hace mucho tiempo. Dejemos pues de pensar que sólo siendo un director, hablando metafóricamente ya que yo siempre he admirado a aquellos hombres de la batuta, se puede ser realmente "importante" y "alguien en la vida", porque al final de cuentas, el tiempo será el que ubique a cada quien en su lugar correspondiente.
martes, 10 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Si tiene ud. un rato vea la excelente película "El ocaso del Samurai" y escuche lo que al final de la misma dice la hija del protagonista.
Y yo digo: No todos estamos llamados para la gloria, ni dotados para ella, pero todos deberíamos al menos intentar asomarnos a ver de qué está hecha...
Mi padre ha sido pescadero durante 50 años, no ha hecho fortuna, ha hecho 6 hijos. Y su sensibilidad musical y cinematográfica es maravillosa. Para mí, es suficiente.
Exactamente, y son justo ese tipo de personas las que hacen que mi vida no se vaya por la borda y me tire a la tristeza absoluta, sus recomendaciones siempre son muy agradables y estoy seguro en esta ocasión no será la excepción, buscaré la película que me dice y la veré en cuanto pueda, gracias por su comentario.
Tienes razón en muchas cosas; gente partiéndose la espalda todos los días para ganar el salario mínimo y algunos otros con la capacidad de ganar dinero con tan sólo ir a defecar en el retrete de una oficina minimalista.
No pienso hacerte cambiar de opinión con respecto a lo de las carreras, si esa es tu experiencia pues adelante.
Publicar un comentario