domingo, 8 de marzo de 2009
Sobre Bach, Beethoven y otras cosas bien ociosas...
¡¡¡Me gusta mucho Bach!!! Verdaderamente es maravilloso escuchar la obra de un compositor sonando igual de bien interpretada en clavecín, como debe de ser, o en piano, como no debe de ser, en manos de un pianista tan romántico y diferente como es Glenn Gould. Me refiero en específico a las variaciones Goldberg que han acaparado mi mente durante ya más de un mes. Me resulta incomprensible un genio como Bach. Hay pocas personas que me hacen sentir tan ínfimo, sé que al final de cuentas todos somos seres humanos pero al ver seres así me da simplemente pena seguir viviendo sin tener por ofrecer ni la mitad de lo que su genialidad pudo haber hecho. El muchacho Ludwig van es también un caso aparte, escuchar las sonatas para piano es una experiencia contrastante entre una y otra, y mucho más contrastante es escuchar interpretaciones que nos hacen notar los pequeños detalles que cada pianista puede observar en una misma partitura. Siempre he sido un partidario de Claudio Arrau, el hombre es la lentitud hecha pianista pero siempre que lo escucho me permite darme cuenta de sonidos que, debido a la velocidad acostumbrada de un pianista "común", jamás hubiera podido identificar, digamos que el muchacho le saca jugo a las partituras. Kempff es el intérprete por excelencia de Beethoven, su ciclo de las sonatas es obviamente el más reconocido y, dicen, es el que más ha llegado a compenetrarse con la obra pianística de Beethoven de la misma manera que lo afirman muchos, yo lo comparto de cierta manera, con Arthur Rubinstein interpretando a Chopin. Pero, como siempre, todo se limita a gustos y, en lo personal, las sonatas que simplemente pueden compenetrarse con mi manera de sentir a Beethoven, es un compositor que permite muchas opiniones sobre su manera de tocar e, incluso, de llevar su vida. De hecho, yo lo conocí precisamente interpretando a Beethoven en el paquete que Brilliant Classics recopiló con las sonatas completas para piano. Como era el único que podía comprar, los demás paquetes completos con Brendel, Arrau o Kempff me obligaban a vender un riñon en el mercado negro para poder pagarlos, decidí hacerlo ya que la mayoría de las sonatas no se pueden conseguir por separado, especialmente Hammerklavier que nunca había podido conseguirla suelta y ahora es una de mis favoritas. Así pues, me llevé la sorpresa de mi vida al escuchar un interpretación sensacional en manos de un viejito gordito con cara de burlón llamado Friedrich Gulda. Recuerdo que por aquella fecha había visto en muchos anaqueles un reciente estreno de Deutsche Grammophone en donde el disco consistía en él tocando a Bach. A veces cuando uno piensa que lo ha escuchado todo se da cuenta de que simplemente es un neófito que va por la vida intentando que, al morir, haya podido escuchar, ver, oler, sentir y leer, aunque sea una vez, las cosas que pueden conmovernos y hacernos sentir afortunados por poder tener acceso a ello. Sé que seguiré descubriendo autores, compositores, intérpretes, pintores, escultores y demás artistas que mi irán sorprendiendo y se unirán a mi lista de gente a quien veo con devoción, espero simplemente que el destino y las circunstancias me permitan que sea la mayor cantidad posible.
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