lunes, 16 de marzo de 2009

Omnia Vincit Amor

La dificultad de percibir y entender los sentimientos. Al no estar basados en palabras, nos confunden, es un lenguaje que no comprendemos pero que sí sentimos, y muchas veces, a pesar de poder ponerlo en palabras, un fenómeno sentimental puede ser mejor comprendido que un texto mil veces leído. Porque somos seres sensibles, somos animales racionales, sí, pero también víctimas de algo que, siempre, termina siendo más grande que esa Señora Razón, El Amor.
La frase "El amor rige al mundo" tiene razón en cada palabra a pesar de que no necesariamente lo podamos entender de la manera en que nos intenta aclarar su propia significación.
Cada acción que hacemos siempre tiene por objeto conseguir algo, y eso es algo que podría parecer debatible pero ante una mirada mucho más incisiva el lector podrá darse cuenta de que no hay punto de discusión. Amor al dinero, al poder, a mi mísmo, a una mujer, a la historia, a la destrucción, al nihilismo, en fin.... el amor puede, a pesar de tener un estigma positivo, ser la cosa más maravillosa del mundo o el mayor destructor de la propia humanidad. El amor todo lo vence, decía un autor latino que, a mi juicio, tenía bien pensada la connotación de dicha sentencia en cada punto en que pudiera aplicarse. El amor puede vencer enfermedades pero también sanaciones, puede unir familias pero también destruirlas, puede causar vida pero también suicidio, puede hacer tantas cosas menos una en particular, darnos a entender su origen. Las personas van por la vida, en el caso de un amor de pareja, pensando que su hombre o mujer ideal debería tener cuales y tales características y, de momento, pueden encontrarse a una persona totalmente diferente a lo que creían y enamorarse perdidamente. Y, ahí entra la flaqueza del amor como entidad única, eso no hará que dichas personas vivan felices para siempre, el amor las unió pero el amor cambia, no se mantiene y no nos deja para siempre embobados viendo al otro como un reflejo de mis virtudes y como alguien que casi despide un aura divina por lo maravilloso que es. El amor debe entenderse, procurarse, observar que es lo que la otra persona tiene que la hace depositaria de tu amor, porque entregar un tesoro de dichas características a cualquiera es tan nefasto como andar por la calle regalando armas a asesinos seriales. El amor puede infundirse, pero también debe creerse, la manera en que el mundo se ha ido transtornando es gracias al amor, un amor mal enfocado. Los tiranos toman el poder por su amor a éste, los extorsionadores aman el dinero, los más crueles asesinos amaban el hedonismo sobre todas las cosas, y así podría continuar con casi todo el género humano.
Sin embargo, la cuestión es ésta. Amar debe ser gratuito pero también pensado, debe tener como fin la satisfacción personal pero, también, que esa satisfacción sea la misma para el objeto amado. Debe ser grande y extenderse hacia el mundo con la única distinción de saber que ese amor nunca debe esperarse a cambio. El amor debe sentirse sin explicarse pero tampoco debe ser injusto, porque cuando amas a alguien que no lo merece, ese amor se vuelve en tu contra como el más cruel castigo, y eso no puede controlarse, pero puede aprenderse de ello. Y cuando uno llegue al punto en que, después de muchos años, se da cuenta que el objeto amado nos hizo crecer y, de nuevo, con ello creció todo aquél que tuvo acceso a él, es entonces cuando el amor cumple su objetivo, divinizarnos, sublimarnos, hacernos sentir lo que nunca hubieramos podido lograr por ningún otro medio, en pocas palabras, hacernos felices.

1 comentarios:

Thalia: dijo...

WOOOOW! Néstor de verdad que tu y yo pensamos muy parecido y luchamos por lo mismo! me había tardado un poco en leer tu blog, pero la tardanza valió totalmente la pena, palabras sabias y reconfortantes que dan lugar a la relfexión, no me queda más que darte una enorme felicitación!! sigue así que nunca nadie ni nada mate tu idealismo!

 


Design by: Pocket