La historia cambia de la misma manera en que sus protagonistas van modificando su rostro. A través de los años, los personajes que en cierto momento fueron considerados héroes terminan siendo una decepción o incluso, en muchos de los casos, objeto del más profundo odio por parte de los que, en cierto momento, fueron sus más aguerridos defensores. La historia entonces es una materia sumamente difícil de predecir, en sus aspectos más profundos, pero, a su vez, una gran aleccionadora sobre la naturaleza humana. Existen diferentes aspectos de ésta que muchas veces no tomamos en cuenta, sentimos que al lograr ajustar a un personaje, en este caso a ese personaje se le llamará artista, a cierto momento histórico por ello será alguien que seguirá por completo las características que le dimos a éste, es decir, las personas perderán su rostro, incluyendo sus vicisitudes y aciertos personales, para pasar a formar parte de un grueso de individuos que simplemente coincidieron en cierto momento y lugar histórico y que, a pesar de no coincidir en muchos de sus puntos de vista, serán considerados todos bajo el nombre de cierta nueva tendencia o estilo. Esto remite a la segunda sentencia de este escrito, el maniqueísmo de la gente. Y es precisamente ese maniqueísmo, obsesión de parte de los observadores por poner buenos y malos, blancos y negros, lo que termina por condenar a personas que merecían un poco más de reconocimiento por sus obras y no descalificación por las acciones que cometieron, al final de cuentas esas mismas obras fueron las que le trajeron reconocimiento en su momento y no las acciones de vida que, errónea o correctamente, llevaron a cabo.
Los ejemplos sobran para poder apreciar la manera en que el juicio ingenuo se ha encargado de sepultar mentes brillantes que fueron, reitero el término a falta de uno que pueda precisarlo de manera más asertiva, condenadas sin tomar en cuenta lo que los hizo diferentes de las demás personas de su tiempo.
La ignorancia es un cáncer que carcome de manera mortal la herencia cultural de la historia de la humanidad. El problema enfrentado ha cambiado de nombre, los prejuicios ya no son la peor amenaza para una mente brillante, de esas que abundan a pesar de las apariencias, sino la cruel apatía y desconocimiento.
Las civilizaciones antiguas, léase Roma, China, India, Mesopotamia o Grecia, sirvieron como punto de partida para que las mentes destacadas tuvieran una herencia de la cual nutrirse, un espíritu de conocimiento del cual sentirse parte; y ahora, nosotros, tenemos una herencia mucho más rica, no solo somos depositarios del conocimiento de esas civilizaciones antes mencionadas, también podemos y debemos tomar en cuenta a aquellas que tiempo después corrigieron sus errores y lograron aportaciones de igual o mayor importancia. Hay nombres que ahora resultan por la gran mayoría ignorados que deberían ser tomados en cuenta antes de emitir un juicio o tomar una posición de ataque hacia lo establecido, acción muy común en los individuos de este tiempo. Los ateos que sostienen su ateísmo bajo premisas risibles deberían primero hojear los Pensamientos de Blas Pascal, aquellos que se encargan de decir que la música clásica no es vigente en este tiempo debería escuchar una obra contemporánea, como la Sinfonía Turangalila de Olivier Messiaen, los que afirman que la literatura está en decadencia…. deberían sentirse en un grave predicamento, satisfechos ya que son unas personas objetivas al sostener una idea totalmente cierta, o apenados porque tal vez son parte de de esa decadencia clara en la que se encuentran las letras de hoy. Mi intención al utilizar ejemplos a primera vista snobs, entiéndase la ironía e intención culturalmente evangelizadora, y afirmaciones totalmente subjetivas, a toda vista poco seria, es poder cambiar, en las pocas personas que tengan el interés en hacerlo, esa posición pasiva de miseria negativa y amarga que un servidor tiene como una enfermedad terminal desde hace ya algunos años, mi poca confianza en el intelecto que poseo y la falta de ideas para poder realizar un cambio que realmente importe me hace estar en una posición de incitador con la palabra más que con el ejemplo. Sin embargo, puedo poner ejemplos de jóvenes que realizaron un cambio con sus acciones y no se quedaron en el tranquilo y poco alentador rol de quejosos que no tienen la menor idea de lo que les rodea. Lo primero es informarse para después poder afirmar con total conocimiento que la actualidad es una causa perdida o un estado triste que solo necesita una persona para cambiarlo. Existen muchos que pueden pasar de ser un vil y olvidado Rimbaud a un consumado y apabullante Goethe, yo no soy uno de ellos, pero espero servirle a alguien a pensar que puede llegar a serlo.
sábado, 15 de noviembre de 2008
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1 comentarios:
Me halaga de sobremanera saber que piensas así, y sabes que no es la primera vez que lo digo. Defiendo y siempre defenderé ese pensamiento que tengo hacia ti.
Tal vez menosprecies tu intelecto, pero ten confianza que este será muchas veces mayor que la gran cantidad de entes que te rodean.
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